Sunday, February 12, 2012

Viaje a San Blas y Cartagena

Finalmente abordamos el velero Ulysses el Martes 7 a la noche. El Capitan y el otro tripulante son polacos y los dos se llaman Miroslav ( o Miro). Los otros pasajeros eran Patricia, de Canada, y Jane y Victor, de Manchester, Inglaterra. Dormimos en el barco y zarpamos temprano el Miercoles a la mañana. El Capitan nos aviso que viajariamos contra las olas asi que estabamos preparados para un eventual mareo. Sin embargo, pronto las pasajeras empezaron con mareos en distinto grado, asi que bajaron a acostarse. Para ellas el viaje de 10 horas hasta San Blas fue muy miserable, y nosotros nos sentimos muy apenados por ellas. Tratamos de mitigar nuestra congoja hablando y tomando cerveza todo el tiempo mientras esperabamos a que pique algun pez. Nuestra paciencia pronto fue recompensada porque agarramos un par de caballas. Tan pronto como fueron pescadas fueron habilmente decapitadas, destripadas, peladas, limpiadas, y trozadas en pequeños bocados, que al ser regados con limon se convirtieron en un excelente sushi instantaneo. Ahora nuestro remordimiento redobló porque pensabamos en las mujeres enfermas y tambien en los pescados muertos, pero  mas cerveza nos ayudo a limpiar nuestras conciencias.

 

Hay unas 365 islas en el archipielago de San Blas, pero solo unas pocas estan habitadas por indios Kuna. Muchas de estas islas son solo arrecifes de coral, y unas pocas tienen nombre. Los Kuna se vinieron a vivir a las islas con la llegada de los españoles. Son una gente buenisima, muy amables y educados.

 

Llegamos a la Isla Chichime, una de las islas de San Blas a eso de las 1800. Tan pronto como anclamos se nos acerco una canoa con indios Kuna a ofrecernos sus artesanias, pero decidimos postergar cualquier compra hasta habernos recuperado del viaje. Habian unos pocos veleros alrededor de la isla y el agua estaba perfecta, asi que decidimos darnos un chapuzon antes de cenar, y con esto terminamos el dia.

 

Al dia siguiente fuimos a otra isla pequeñita sin nombre, habitada por tres familias de indios Kuna, quienes fueron muy amigables con nosotros. A la noche prepararon una fogata y cocinaron pescado asado y arroz con agua de coco. Una delicia!.

Finalmente visitamos una tercera isla antes de prepararnos para el viaje mas largo hacia Cartagena.


Ahora bien, el viaje en velero de San Blas a Cartagena es una aventura completamente distinta. Viajamos casi hacia el Este en alta mar, inicialmente con un mar inusualmene calmo, pero que despues se cobro revancha y nos hizo saltar todo el viaje hasta Cartagena. El viento ahora venia fuerte desde el Norte y, con las velas totalmente desplegadas el bote no solo saltaba demasiado sino que tambien estaba muy caido de costado (no se cual es el termino de navegacion para describirlo). Despues de achicar las velas pudimos seguir viaje a muy buena velocidad y con mas control del barco.

 

Navegando de noche a toda velocidad sobre las olas, bañado de agua de mar una y otra vez, mirando la fluorescencia del plancton, fue una experiencia inolvidable que excedio todas mis expectativas.

 

Un velero no es un lugar para buscar confort. Debajo del deck hace mucho calor, el deposito de agua es limitado, por lo cual no nos pudimos bañar por cinco dias, el barco viaja siempre inclinado hacia un lado por el peso de las velas, y los saltos sobre las olas hacen imposible cualquier intento de dormir.

Sin embargo, analizando nuestras pequeñas aventuras, me alegra haber decidido ir por mar en vez de volar a Cartagena.

 

 

 

Alejandonos de Portobello.

 

 

 

La isla Chichime. Unas casas de indios Kuna se ven a la derecha.

 

 

 

 

Una familia Kuna, con Alicia y el marinero Miro, gran tipo!

 

 

Tres de los hijos de la familia. Sorprende lo bien educados y amables que son, considerando todas las limitaciones que tienen en esa isla tan pequeña.

 

 

 

Un sendero dentro de la isla.

 

 

Miro y los cinco pasajeros reunidos alrededor de la fogata.

 

 

Ahora San Blas ya quedó atras. Vamos a extrañar este lugar

 

Todos posando desde el atracadero en Cartagena. Jane y Victor, Patricia, Alicia, Capitan Miro, el marinero Miro, y su humilde servidor.

1 comment:

  1. INCREIBLE!!!
    Es Envidiable ese espíritu aventurero que los llevó por mar.
    Casi no podemos imaginarnos lo inolvidable que debió ser esa travesía
    (seguimos atentos y firmes vuestros pasos)
    Abrazo
    Florencia y Pedro

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