Sunday, April 1, 2018

Chile, desde Osorno hasta Atacama


 Entramos a Chile por el Paso Samoré, muy cerca a Villa La Angostura, y nuestra primera parada fue en Osorno. Pasamos del lluvioso Osorno al desierto de Atacama y, a medida que avanzamos el panorama cambiaba constantemente. El sur de Chile tiene una superabundancia de agua de lluvia, ríos y lagos, mientras que el norte del país se convierte en uno de los lugares mas secos del planeta.
























La falta de agua también significa menos población y medios de producción. En el sur tienen ganadería, agricultura y producción forestal, mientras que en el norte recurren a la minería en gran escala. Para soportar los muchos proyectos mineros construyeron enormes complejos de energía alternativa – fotovoltaica y eólica – junto con sus líneas de distribución. Al mismo tiempo, estos proyectos mineros consumen una gran parte de la poca agua disponible en la región. Excepto por la gente que trabaja en actividades relacionadas a la minería, uno puede manejar por horas y cientos de kilómetros sin ver a una persona o animal. Estos mismo cientos de kilómetros nos muestran las huellas dejadas por décadas de proyectos mineros en la región de Atacama, y no mencionemos el reguero de contaminación que queda sin remediación.






















Siempre surgen algunas preguntas bastante básicas: ¿qué pasaría si, en vez de proveer energía y agua a proyectos mineros, el gobierno proveyera energía y agua para promover y sostener actividades tradicionales y sustentables a través del tiempo, tal como la agricultura? ¿Es siquiera imaginable tal tipo de desarrollo?

El transporte individual es muy caro, con casillas de peaje ubicadas cada pocos kilómetros (en promedio una cada 134 kilómetros a lo largo de 3000 kilómetros. Costo promedio: 4,50 U$S cada una, unos 90 pesos argentinos). Al mismo tiempo, en un país tan largo, el transporte público también es muy caro. Chile todavía es un país pobre, pero vivir y moverse en Chile está fuera de alcance de la persona común.

Manejamos desde Osorno a Concepción, luego Santiago, Copiapó, Coquimbo, La Serena, y Antofagasta. En vez de seguir hacia el norte por la ruta 5 doblamos hacia el noreste para cruzar a Argentina nuevamente a través del Paso Jama. El viaje fue interesante pero difícil porque nuestro auto se “apunó” debido a la altura (más de 4500 metros), perdió potencia y nos obligó a viajar más lentamente.


Volcan Licancabur, en el límite entre Chile y Bolivia

 El panorama cambia radicalmente una vez que uno entra a la Argentina. Hay más humedad en el aire y en las altas montañas empezamos a ver algunos arbustos y vicuñas.



Nuestro objetivo era pasar la noche en Purmamarca, Jujuy, y luego seguir viaje hacia el norte para llegar a Potosí, Bolivia. Sin embargo no tuvimos en cuenta que llegábamos en Semana Santa y los hoteles estaban colmados de gente que viene por esas ceremonias. Ante este problema no nos quedó más remedio que seguir viaje hacia el norte hasta La Quiaca. Mañana cruzaremos a Villazón, del lado boliviano, y seguiremos viaje hacia Potosí, Sucre y Uyuni.


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